La visión. La audición. El olfato; El gusto. El tacto.
La visión: El gusto de poder mirarla, contemplarla tan bella, tan resplandeciente como una flor en abril o como un grano de arena en el desierto. Mirarla y que ella te mire, que seáis los únicos que os podáis ves y le robes a cada instante su imagen con tu visión.
La audición: Poder escucharla, oír su delicada voz con cada gesto y cada palabra que conjunte y arrime sus sentidos. Poder oír como pronuncia tu nombre, o te susurra un te quiero por la espalda.
El olfato: Algo tan maravilloso como recordar el perfume de su pelo, o simplemente el olor que desprende al moverse.
El gusto: Besarla y notar a qué sabe su piel, a que saben sus besos. Saborear cada uno de los momentos que pasas con ella, y de tanto besarla, quitarle el sabor a sus húmedos labios.
El tacto: Tocarla, acariciarla, abrazarla... ¿Hay algo más especial que ello?
Cuando no sabes que decir o hacer, y ella te abraza por la espalda, o cuando ella te ve alícaido y te coge de la mano... O incluso cuando apoya su cabeza en tu hombro delicamante.
Supongo que cualquiera de estos cinco sentidos es perfecto. Pero son más perfectos aún cuando conviven los cinco en perfecta armonía.
Esos son mis cinco sentidos.
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